Leidy Rodriguez y la historia de los loritos en su ventana

Vivo en este edificio hace 10 años, siempre pasaban volando y haciendo bulla, pero no me llamaban la atención, hasta que comenzaron poco a poco a «gritarme», por la ventana de la sala.

Primero fue Romeo, un lorito frente roja o cotorra corona roja, que luego volvió con su parejita. Son tan amorosos que por sugerencia de una amiga les digo Romeo y Julieta. Luego llegó la parejita de los copito celeste. Ellos son más tranquilos, pero buscan picotear y hacen ruido en la ventana para que salga a charlar. Las dos parejitas me buscan para que les hable. A veces toman agua y se van, otras veces sólo me escuchan y vuelven al día siguiente. Estoy viendo la forma de hacerles una casita de madera en la ventana. Estoy buscando ayuda de algún experto para poder darles comodidad en época de lluvia o fuertes vientos.

Por ellos me levanto más temprano, me alegran las mañanas, me dan mucha alegría. Los amo y quiero que estén bien. Cuando no vienen me preocupo y oro por ellos para que no les pase nada malo. Mi hijo y mi sobrino también les tienen mucho cariño y los cuidan de la carcaña o un chuvi que a veces se acerca.

Hace cuatro o cinco meses que vienen todos los días. Y espero que siempre vuelvan…