Los hijos son el más grande amor de los padres, pues en cuanto salen del útero materno, las prioridades cambian por completo y la vida de ese hombre y esa mujer que ahora son papá y mamá comienza a girar en torno de los pequeños. Sin embargo y a pesar de todo el inmenso amor que se les profesa, hay padres que les causan con la falta de sabiduría en la aplicación de la disciplina.
Es ahí donde muchas veces se comienza a gestar un futuro adulto con heridas de la infancia. Hoy hablaremos sólo de una de esas heridas provocadas por los padres, los gritos.
Cuando un hijo o una hija es disciplinado por medio de la violencia verbal, se producen muchos resultados contraproducentes, como:
· Miedo, el niño (a) deja de ver a papá y mamá como su lugar seguro, sino por el contrario tiene tal inseguridad de las reacciones que van a tener que comienzan a mentir o disimular situaciones para evitar los gritos.
· Falta de confianza, papá y mamá dejan de ser la primera opción ante las dudas, temores o problemas que el niño tiene, porque preferirán evitar compartir el hecho con ellos
· Sumisión, el niño(a) que se cria en medio de gritos, normalizará la situación de modo que le resultará normal que otra persona les haga lo mismo
· Autoestima, la misma es lastimada porque ante los gritos experimentarán el sentimiento de no ser valorados y menos amados
Hay muchísimos elementos más que son contraproducentes, sin embargo como padres es necesario tomar conciencia de que la “Crianza respetuosa” siempre será una mejor y más efectiva forma de educar.
Por Valeria Nazer de Parada
Coach de Vida y Familia (sesiones de orientación al 77337874)